jueves, 25 de febrero de 2016

Ética y moral


Cuando de abordar se trata los conceptos de ética y moral, o de alguno de los dos separadamente, siempre he pensado que me aproximo a un terreno fangoso,  de limites inciertos e imprecisos.me preparo para realizar un ejercicio razonativo  que me impida traspasar de una a otra sin el menor reato posible.


  Por lo anterior es primordial intentar, cosa nada fácil, establecer límites y definiciones precisas con el objetivo de aclarar un poco el panorama.


  Comencemos por decir que,  algunas veces, lo ético no es moral y lo moral no es ético, no necesariamente coinciden y pertenecen a campos diferentes.


  Pero la aparente contradicción se debe, más que todo, a lo moral. Trataré, si no muero en el intento, de explicar la razón. La moral es cambiante y en no pocas ocasiones relativa; aquello que en determinadas parece ajustado a la moral, en diversas circunstancias no lo es tanto.


  El individuo posee una serie de particulares formas de comportamientos o, mejor, de ser. Esto conlleva a que su apreciación intima de las cosas tienda a inclinarlo en diferentes direcciones o puntos de vista. Todo ello debido a diversas circunstancias de vida. Lo anterior cae en el campo de lo moral. Pero debemos tener en cuenta que, igualmente los demás también juzgan de acuerdo a reglas establecidas. Los diversos puntos de vista cuando tomamos decisiones frente a situaciones del diario acontecer las justificamos con argumentos prácticos para encontrar soluciones.


Es de suponer que el hombre, como ser social, es cambiante por tal razón la moral también lo es.


En fin la moral no solo es fuente y origen para el actuar del ser humano si no, además, es objeto de reflexión que puede formar no un pensamiento si no también una teoría moral. Es decir, existen prácticas y teorías morales.


Estas últimas ya perfilan los inicios de lo teórico-moral o ético.


“la ética se caracteriza por su generalidad”, y en esta proposición encontramos un camino expedito para comprender lo que es, y el campo donde actúa la ética.
La apuesta de Adela Corina es que el hombre es esencialmente moral, toma decisiones y realiza acciones. Esas acciones pueden establecer conductas y caracteres, es decir lo que hacemos tendemos a repetirlo. De lo que la filósofa desprende que deberíamos realizar continuamente acciones aceptadas como “buenas”, correctas, para ir formando un mejor comportamiento y, por ende, una mejor sociedad, más justa, igualitaria e inclusiva. Me queda la duda  sobre el límite, si es que existe, y viéndolo de esa manera, pues difumina, de alguna manera, las diferencias entre moral y ética. Al proponer la división entre estructuras morales y contenidos morales, creo que podríamos asemejar estos últimos a la ética.

Pero si estoy de acuerdo en que la ética es útil para evitar la corrupción y lograr así una sociedad justa. Sería la apropiación, como sociedad, de los principios éticos o contenidos éticos que propugnan por valores como los derechos humanos, para mencionar el que me parece más importante.


Como un planteamiento aclaratorio podemos concluir que la moral (hechos humanos, actos humanos) es objeto de estudio de la ética, formado tal estudio en base a postulados científicos, es decir, la ética es un estudio científico de la moral con elementos constitutivos de la ciencia como rigurosidad, objetividad, verificalidad, etc. Es aquí, en su aspecto científico, donde la ética establece una diferencia un poco más clara con la moral que es su objeto de estudio. En fin, como resalta Adolfo Sánchez Vásquez (en su obra ETICA) “la ética es la ciencia de la moral”.